En estos días especiales en los que celebramos la vida de aquellos que han muerto es común escuchar en innumerables publicaciones y mensajes el tema de la película de Disney Coco, hermosa canción que nos invita a recordar a aquellos que amamos y que físicamente ya no están. Hace casi 8 años mi amado esposo murió, en muchos momentos creí que moría yo también, pero gracias a la misericordia de Dios hoy estoy de pie y soy feliz, de otra forma, pero profundamente feliz; he aprendido mucho en el camino, pero conforme pasa el tiempo me doy cuenta de que recordar tiene un sentido mucho más profundo y bello de lo que parece.
Recordar a esos seres amados, no es fácil porque muchas veces duele, duele lo que fue y lo que ya no es, lo que tuvimos que no tenemos más, duele no sentirlos cerca y duele todo lo que ya no pudo ser, hay incluso quien piensa que recordar es aferrarse, evitando que sane la herida de la pérdida, pero por el contrario recordar es como la medicina, que no siempre es agradable, pero que sana.
¿Qué es recordar? Recordar, según su etimología latina, significa “volver a pasar por el corazón”, los recuerdos que sanan no se viven desde la razón se sienten en el corazón. Es común que recordemos lo que hacíamos con ellos, lo que decían, los lugares que visitamos juntos; muchas veces también sentimos miedo de olvidarlos, después de un tiempo nos cuesta recordar su olor, el timbre de su voz y hasta sus rasgos porque la mente y los sentidos son limitados, pero el corazón humano no tiene límites porque ahí habita la misma esencia de Dios, por lo tanto lo que no hay forma de olvidar es lo que sentimos en lo profundo estando a su lado, la mejor forma de volver a estar con ellos es viajando hacia el fondo de nuestro corazón.
Recordar no es pensar, recordar es sentir, sentir la forma en que ellos fueron sembrando semillas de amor en nosotros y como esas semillas fueron germinando para hacernos crecer.
Detente un momento, cierra los ojos y trata de responder ¿Quién eras tú cuando él o ella vivía? ¿Qué aprendiste de él o de ella? ¿Qué partes de esa persona ahora están grabadas en tu alma a partir de lo que te enseñó de ti mism@, de la vida? Recordarlo te permitirá responder otras preguntas más importantes en este momento ¿Qué te dice él o ella hoy? ¿Qué te inspira? ¿A dónde te está empujando? Escucha tu corazón y confía en él, es el medio que Dios nos ha dado para convivir con aquello que está más allá del cuerpo y de la razón.
La vida de ese ser amado te transformó, su existencia tiene un profundo sentido en la tuya, nada ha sido en vano, su existencia llega al mundo ahora a través de ti y recordar con el corazón te ayuda a darte cuenta de que en realidad él o ella no se ha ido jamás, que eso que sentías a su lado se quedó grabado en ti y que es justo eso lo que te permite seguir adelante y encontrar un nuevo sentido, un nuevo propósito.
Recordemos juntos hoy a los que amamos, cantemos, bailemos y celebremos su vida, lloremos no solo de dolor sino de alegría por haber compartido el camino con ellos, el amor no muere jamás y es mucho, pero mucho más fuerte que el dolor, el amor todo lo puede y Dios que es el amor mismo nos permite estar unidos para siempre.
En los tiempos de Dios falta tan solo un momento para volver a estar con ellos, pero mientras simplemente VIVAMOS.
Celina Robles Montiel
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