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Hacer espacio para Jesús

El último mes del año está por comenzar, la Navidad, las fiestas de fin de año se acercan y a pesar de ser ocasiones que nos deberían traer alegría y paz, muchas veces son motivo de estrés o peor aún de tristeza, razón por la cual hay personas que no sólo no las disfrutan sino que las sufren.

¿Hay alguien que amas que no va a poder estar contigo en estos días? ¿Algún ser querido ya no está a tu lado? ¿Estás enfrentando el miedo o la incertidumbre? ¿Tu vida no es lo que te gustaría que fuera en este momento? ¿Hay algo que simplemente no encaja en tu vida, algo que no puedes cambiar? ¿Has pedido la esperanza?

Lejos de que estas fechas se conviertan en una carga adicional a todo lo que hay en tu corazón puedes aprovecharlas para encontrar el aliento que te falta, porque lo único que debería importar es que Jesús se hace hombre para estar cerca de ti.

¿En qué momento el mundo nos ha hecho olvidar que todo un Dios se hizo pequeño y limitado para poder caminar a nuestro lado? ¡No escuches las voces que tratan de impedir que lo oigas! ¡Dios te ama y quiere estar a tu lado, quiere sanarte, acompañarte, consolarte!

Si bien Dios trata de llegar a diario a nuestro corazón, podemos usar estas fechas especiales para tomar conciencia de ello y vivirlo en plenitud en la Navidad, para los católicos acaba de empezar el Adviento que precisamente trata de eso, pero de cualquier manera puedes aprovechar este tiempo igual: Dios quiere llegar a ti, puedes disponer tu corazón y hacer espacio para él.

¿Cómo hacerlo? Hay varias cosas que a mí me han servido y que tal vez puedan ayudarte:

Recuerda que Jesús es quien quiere llegar a ti, si tan solo le das permiso él encontrará la manera de hacerlo, no hace falta más, sólo confía, Dios no quiere que hagas esto solo, quiere acompañarte.

  • Agradécelo todo, empezando por la cosas más cotidianas y aparentemente más rutinarias. El café caliente, tu cama, el agua que sale de la llave, el sol. Si abres tus ojos verás que hay milagros sucediendo a tu alrededor todo el tiempo.

  • Vive el presente, deja por un momento de lado las cargas del pasado y las ansiedades del futuro, lo único que es real es este preciso momento de tu vida, es ahí donde actúa Dios.

  • Se consciente de todo lo que ocurre a tu alrededor, por atención, observa, escucha, siente, vive, descubrirás cosas de las que no te habías dado cuenta.

  • Acepta, reflexiona sobre aquellas cosas de tu vida que no puedes cambiar y decide ¿vale la pena seguirte peleando con aquello que no puedes cambiar? Lo más seguro es que no y que lo mejor sea dejar fluir las cosas, hay una razón para que esa situación no cambie de la forma en que esperas.

  • Sueña despierto, contacta con esos sueños y esos anhelos que tienes desde siempre y pídele a Dios que te ponga en el camino para conseguirlo, pero no lo olvides ¡necesitas estar realmente despierto, con los pies bien puestos en la tierra y los ojos mirando al cielo!

  • Déjate sorprender por Dios, simplemente deja que las cosas maravillosas lleguen a ti disfrazadas de situaciones cotidianas, una sonrisa, un mensaje de texto, una canción, cualquier cosa que te de alegría, paz es una caricia intencional de Dios para ti.

  • Refúgiate en el silencio, deja aunque sea por un rato el ruido de tus miedos, tus inseguridades, tus apegos, tus vacíos, tu sensación de insuficiencia, tus dudas, entrégale todo a Dios y deja que él se encargue, mientras descansa y toma fuerzas para seguir.

  • Aléjate de las personas o situaciones que te roben la paz, acércate a esas personas que te dan alegría, energía, que suman a tu vida. Haz ejercicio, camina, disfruta la naturaleza, del arte, si no puedes hacerlo presencialmente, toma un tour desde tu celular y ve a donde tu corazón te lleve.

  • Brilla, se luz para los demás, no hace falta hacer grandes cosas, sonríe, da las gracias, manda un mensaje a alguien que hace mucho no ves, reúnete con algún amigo, ayuda. Acércate a las personas que amas no sabes si después habrá tiempo.

  • Por último no olvides a quien esperas, esperas a Jesús que viene porque quiere estar contigo, que desea darte eso que más necesitas, que busca sanarte y disfrutar de lo que tú eres, porque eres obra de sus manos; él ama aún esas cosas que no te gustan de ti, quiere que uses todo lo que hay en ti para convertirte en la mejor versión de ti mismo y que de esa manera alcances la plenitud, la felicidad verdadera y puedas ayudar a alguien más a lograrlo también.



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