“El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.” Mt 16,24 ¿Por qué es necesario cargar la cruz? ¿por qué negarnos a nosotros mismos? ¿no sería mucho más sencillo simplemente que Él retirara de nuestros hombros la cruz para que pudiéramos andar libremente a su lado? Pareciera que Jesús nos dice que para seguirlo necesitamos decidirnos a sufrir y renunciar a ser felices.
Sin embargo ¿acaso podemos decidir no cargar con nuestras penas? ¿podemos decidir no cargar con la pena de la muerte de un ser querido? ¿o podemos decidir no cargar con la pena de esa enfermedad que nos llegó inesperadamente o con la traición de alguien en quien confiábamos? Si pudiéramos decidir no cargar con estas penas seguro no las cargaríamos entonces ¿por qué Jesús nos pide cargar con nuestra cruz? ¿acaso tenemos opción?
Los sufrimientos, las penas, las dificultades son parte inevitable de la vida, no podemos escapar de ellos, cuando Jesús nos pide tomar nuestra cruz lo que nos pide es aceptar y asumir esa realidad. Aceptar que vivimos en un mundo imperfecto y limitado donde existe el sufrimiento, la enfermedad y la muerte y negarse a sí mismo es renunciar a nuestras expectativas, dejar de aferrarnos a la idea fija de la forma en que deseamos sucedan las cosas, renunciar a querer controlar lo que nos pasa con la seguridad de que sabemos con exactitud lo que es bueno para nosotros.
¿Pero todo esto para qué? ¿para ir con Jesús? ¿qué sentido tiene ir con él si pareciera que su camino es de renuncias y pesares, si pareciera que ir a su lado es simplemente sufrir? ¿por qué ir con él si el camino de la cruz lo llevó a la muerte? La respuesta es totalmente diferente a eso. Dios no nos elige para sufrir ni para morir, él nos creo para vivir y ser felices, pero nos creó libres porque nos ama y no hay amor sin libertad. Es esa libertad la que dejó entrar los pesares al mundo pero Dios en su amor infinito, no se queda indiferente ante eso y tomó la cruz sobre sus hombros para enseñarnos como transitar en este mundo sin perdernos, como transitar en este mundo no hacia la muerte y la tristeza, sino a la vida y la felicidad.
Él no quiere que tomemos la cruz para cobrarnos con lágrimas la felicidad en una vida después de la muerte, quiere que tomemos la cruz para que logremos vivir felices aquí y ahora, en un mundo que intenta a diario robarnos la paz y la alegría porque la cruz no es el camino de la muerte, la cruz es el camino de la vida, es la escalera que nos lleva al cielo porque al tomar la cruz y aceptar la realidad en la que vivimos encontramos la paz, dejamos de luchar por lo que no podemos cambiar, dejamos de exigirnos y dejamos de caminar en soledad porque Cristo camina con nosotros.
Dejar nuestras expectativas es vaciar el corazón para dejar el espacio completo a Dios; frecuentemente escuchamos hablar del pensamiento positivo, de que debemos “decretar” cosas buenas para nosotros y creo que es esencial esperar siempre lo bueno, pero creer que la felicidad depende sólo de nosotros puede ser angustiante también y ante eso Jesús viene y nos dice que no nos preocupemos más, que dejemos de ser esclavos de lo que deseamos y nos abandonemos en sus manos porque él quiere darnos TODO. No importa lo que le pidamos él siempre hará lo imposible por darnos lo mejor, somos nosotros los que al aferrarnos a nuestras ideas nos negamos a recibir lo que él sabe nos hará realmente felices aún en medio de las penas, los fracasos y los infortunios.
La cruz no es sufrir sin sentido, es darle sentido al sufrimiento y a la imperfección de la vida, porque la semilla de la amargura es la duda, es dudar de que Dios es bueno, nos ama y tiene el poder para darnos lo que necesitamos. Tomar la cruz por el contrario es confiar, la confianza nos lleva a la fe y si tenemos fe, tenemos esperanza y la esperanza nos abre las puertas al amor de Dios.
Negarte a ti mismo es dejar de huir, es aceptar el amor de Dios en libertad para dejarte inundar por él y recibir TODO lo que necesitas, tal vez no es lo que tu crees, tal vez no será en el momento que deseas pero con toda seguridad es exactamente eso que necesitas, es mucho más de lo que crees y de lo que esperas ¡déjate sorprender por Dios!
¡No tengas miedo! Toma tu cruz hoy y cada día, tómate de la mano de Jesús y camina con él hacia la vida, hacia la felicidad que es capaz de existir en ti aún en medio del dolor. ¡Toma tu cruz y decídete por fin a vivir!
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