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Renacer

Hay dolores y situaciones en la vida que nos destruyen, nos rompen el corazón y nos dejan tan dolidos, tan debilitados que nos hacen perder el sentido de la vida, las ganas de seguir; dicen que tener el corazón roto es como tener las costillas fracturadas no se ve pero duele con solo respirar. Hay veces en las que literalmente morimos en vida, porque la verdadera muerte no llega cuando nuestro cuerpo biológico deja de funcionar, llega cuando la desesperanza y el miedo se instalan en el alma, cuando perdemos la capacidad de ilusionarnos, de vivir el presente y de tener un futuro, cuando caemos en el infierno de la soledad, la angustia, la incertidumbre.

Todos pasamos por esta experiencia alguna vez en la vida, incluso varias veces podemos sentirnos muertos en vida, podemos quedarnos ahí, pero la esperanza radica en el maravilloso regalo que nos ha dado Dios al redimirnos: la capacidad de nacer de nuevo todas las veces que la muerte se nos instale en el alma, la certeza de que siempre podemos volver a la vida.

¿Cómo nacer de nuevo? Nicodemo se lo preguntó a Jesús:

“¿Cómo puede un hombre volver a nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el vientre de su madre y volver a nacer?” (Jn 3,4)

Lo primero y más importante es aprender a soltar, dejar ir lo que nos estorba, lo que ya no puede ser, lo que terminó y para soltar es necesario aceptar, dejar de pelear contra lo que no podemos cambiar, contra lo que está fuera de nuestro control y dejar llegar las consecuencias de todo eso por más atemorizantes e indeseables que sean, porque por más que luchemos no podemos evitarlas; no hay más remedio que vivir los finales, las despedidas, enfrentar aquello que no salió como queríamos, en una palabra es necesario vivir el dolor, pero la aceptación no es resignación, es simplemente el primer paso para soltar y nacer de nuevo.

En el vientre de nuestra madre estamos solos, desnudos e indefensos, el que nace, nace sin nada porque necesita estar vacío para poder ser como un niño otra vez, dejando todo aquello que sobra, que no sirve más, porque sólo así podemos estar abiertos a recibir todo lo nuevo que Dios tiene para nosotros. Sólo un niño tiene la capacidad de dejarse llevar con total confianza de la mano de su padre, es en esos momentos, cuando sentimos que lo hemos perdido todo, que recuperamos la capacidad de recibir, de aprenderlo todo de nuevo, de volver a empezar.

El antídoto contra la muerte no es otro que la misma vida, nos negamos a la vida cuando nos aferramos al pasado, a lo que no pudo ser o a lo que terminó, pero también cuando nos esclavizamos a la expectativa fija del futuro. La vida es un regalo maravilloso que Dios nos entrega a diario, es necesario recordar el pasado, usarlo como inspiración y fuente de aprendizaje para ver al futuro con ilusión y esperanza pero la vida se experimenta sólo en el AHORA.

El aceptar para soltar nos permite experimentar el presente con conciencia para poder agradecer las maravillas que Dios nos manda y así volver a la vida. Hay vida incluso en la muerte física cuando la vemos como lo que es: la puerta de entrada a otro nivel de nuestra existencia, que nos lleva directo a los brazos de Dios, a ese lugar que los ojos no han visto ni la mente ha imaginado, pero sólo podremos llegar ahí si optamos por la vida desde hoy.


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1 Comment


Gerardo S
Gerardo S
Jan 30, 2023

Gracias por compartir, muy cierto y profundo. Un cordial abrazo. Saludos

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